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Abstract
En el mes de marzo de este año conocí la Biblioteca Palafoxiana, ubicada en el centro histórico de la ciudad de Puebla, México. Esta Biblioteca fue fundada en el año 1646 por el célebre obispo Juan de Palafox y Mendoza, de ahí su nombre; lo que la convierte en la biblioteca pública más antigua de todo el continente americano. Hoy, además de ser biblioteca, es también un concurrido museo que pertenece a la Secretaría de Cultura del estado de Puebla. Dado su enorme valor histórico en 1981 fue declarada Monumento Histórico Nacional, y en 2005 fue registrada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Memoria del Mundo, reconociendo su valor excepcional y único. Previo a mi visita, había visto fotos en internet de la Biblioteca, pero en nada comparadas a la magnificencia y belleza que deslumbra al poner un pie en ella. Todas las personas que ahí estábamos veíamos con asombro sus estanterías de madera y sus cuantiosos libros de hace siglos conservados en excelentes condiciones. Estar ahí te transporta a otra época, a otro momento de la historia, es, simplemente, para el historiador un espacio puro de inspiración.